Estos días ha aparecido en la prensa la noticia de un brote de hepatitis A de origen alimentario originado en un restaurante de Palma.
La hepatitis A es una enfermedad vírica que afecta al hígado. Se puede transmitir por alimentos o bebidas contaminadas, o por contacto directo con personas infectadas. El contagio se asocia con malas condiciones sanitarias, aguas no potables o mala higiene personal.
Un manipulador portador del virus de la hepatitis A que haya tocado algún alimento puede provocar que éste sea la vía de infección para otros. Este virus tiene un periodo de incubación de 14 a 28 días, lo que puede dificultar su rastreo en los casos de brotes alimentarios. Además, el virus es resistente y puede sobrevivir en el medio ambiente y en alimentos crudos.
Las principales vías de transmisión son el consumo de alimentos o agua contaminada o el contacto directo con una persona infectada. La inactivación del virus se consigue al llevar el alimento a ebullición durante al menos 15 minutos.
El virus también se inactiva mediante la limpieza y desinfección de hortalizas crudas con cloro en una concentración de 100 ppm de cloro libre en el agua.
En las cocinas, la prevención pasa por llevar estrictamente las pautas de manipulación higiénica:
- Lavado adecuado de manos antes de tocar cualquier tipo de alimento.
- Higiene de superficies y utensilios que entren en contacto con los alimentos.
- Cocinar los alimentos a una temperatura adecuada para inactivar el virus.
- Desinfectar las hortalizas crudas antes de su consumo en crudo.
- Evitar la manipulación de alimentos por personas que presenten síntomas de la enfermedad.
- Controlar la procedencia del agua utilizada en la preparación de alimentos.
- Uso de utensilios y equipos de cocina limpios y esterilizados.
Conclusión: la mejor prevención es seguir estrictamente las normas de higiene en la manipulación de alimentos y evitar el contacto con personas infectadas.